¡Un domingo completito!

Pues sí, se presentó ante nosotros un domingo repleto de actividades pimentoneras- Hubo de todo, excursión, visita cultural al patrimonio, visita a una fábrica de Pimentón de la Vera DOP, comida, avistamiento de aves y folclore tradicional para terminar la jornada.

La verdad es que nos viene bien siempre salir a oxigenarnos, a adquirir nuevos conocimientos a picar algo (¡cómo no!) y a disfrutar del cante y baile extremeño.

El domingo 21 por la mañana pusimos rumbo a una excursión 4×4 por las Tierras de Granadilla, concretamente al pueblo abandonado que les da su nombre. De la mano de Montaña Domínguez de Oeste Natura, nos dispusimos con los ojos abiertos a pasar la jornada dominical.

Lo que significó un éxodo forzoso, en los planes hidrológicos españoles a mediados de los años 50, y que se terminó de materializar con el abandono completo de Granadilla en el año 1964, quizá es lo que haya hecho que hoy en día, podamos admirar el conjunto fortificado. Está magníficamente conservado y destaca su estructura intramuros, fruto de la restauración a lo largo de varías décadas, gracias a diversos campos de trabajo y restauración, enmarcados en el Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados, desarrollado por el Ministerio de Educación.

Con un origen árabe remoto, allá por el siglo X-XI, surge como fortificación, dada su situación estratégica en la Ruta de la Plata. Fue reconquistada en el siglo XII y pasó, entre distintas manos de órdenes y señoríos hasta llegar al de la Casa de Alba, donde permaneció hasta mediados del siglo XIX.

Las fértiles vegas del Río Alagón regaban lo que era entonces, a buen seguro, un gran sustento para sus habitantes; y en ellas, seguro que en más de una ocasión, también se cultivó el fruto que produce el objeto de nuestra pasión pimentonera. Imaginaos qué vistas tan estupendas debía haber entonces, desde sus murallas y su torreón fortificado.

A mediados del siglo XX con la construcción del Pantano de Gabriel y Galán, ante la idea de que el pueblo sería anegado por las aguas, y que las tierras de labranza y sustento iban a ser sumergidas, Granadilla fue abandonada aunque no para siempre. Además de los participantes en el Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados, los ancianos supervivientes de aquel éxodo y sus descendientes, regresan todos los 1 de noviembre para visitar, recordar y honrar a los antepasados que aún yacen en su cementerio.

Una vez concluida nuestra visita a la Villa de Granadilla, dirigimos nuestros pasos no muy lejos, a los restos de la Ciudad Romana de Cáparra.

Entre antiguos olivares y encinares, nos encontramos ante sus majestuosos restos, presididos por su Arco, único en España con su estructura cuadriforme. Los primeros asentamientos en la zona se suponen al pueblo Vetón y, con la llegada de Roma, llegó a tener derecho propio. También sus ciudadanos tenían moneda y tierras propias, lo que para aquella época ya significaba mucho. El Arco por el que es conocida, se situaba en la intersección de Decumanus Máximus y el Cardo Máximus, vamos, lo que hoy serían las dos avenidas mas importantes de la Ciudad, transcurriendo la Vía de la Plata bajo él mismo.

La visita al Centro de Interpretación nos dejó asombrados, al ver la ciudad que fue, y que aún duerme en gran parte, bajo las fincas colindantes. Tenemos que aplaudir los esfuerzos que los últimos años se han realizado, por ir descubriendo poco a poco esos restos y esperemos que en años venideros, podamos contemplar la grandeza que tuvo hace ya 20 siglos. Cáparra tenía todo lo que en aquella época podía tener una Ciudad, Foro, Termas, Basílica, etc.

¿Sabéis que los romanos producían, digamos a nivel industrial, una salsa/condimento que les volvía locos? ¡Pues sí! El “Garum” era una especie de salsa que se elaboraba con vísceras, intestinos y otras partes de pescado. Llegó a estar muy extendida en todo el Imperio, y de la elaborada en las costas españolas, ya Plinio el Viejo destacaba la exquisitez de la producida en Cartagena (Cartago Nova).

Era un ingrediente básico (si a pesar de que ya sabemos lo que estáis pensando de su olor o sabor) en la cocina romana; al igual que nuestro Pimentón de la Vera, causalidades de la vida. Seguro que si los Romanos hubieran conocido el Pimentón, lo hubieran incorporado en el preparado de su salsa estrella, ¿verdad?

Cáparra tuvo una importancia capital dentro del comercio de la Ruta de la Plata hace 2000 años. Al igual que la Ruta de la Plata la tuvo para la distribución del Pimentón, a cargo de arrieros y comerciantes de unos siglos a esta parte. El Oro Rojo también conecta con Roma, para que luego se diga.

Una mañana como siempre, bien aprovechada, en la que seguimos aprendiendo y que aún nos tenía preparara otra visita antes de ir a reponer fuerzas.

¿Queréis saber qué más hicimos? Bien fácil, atentos a nuestra próxima entrada…

#somospimentoneros

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